Los tres principios básicos de la orientación son:
La Prevención adquiere sentido al anticiparse a la aparición de circunstancias o situaciones que puedan obstaculizar el desarrollo de una personalidad sana e integrada, que pueda desarrollar al máximo sus potencialidades.
El desarrollo de capacidades. Si la educación tiene como máximo objetivo el desarrollo de las capacidades, habilidades y potencialidades de la persona, la orientación puede activar y facilitar ese desarrollo.
La intervención social: la educación es un proceso de aprendizaje continuo que no sólo acontece en el marco escolar, también se produce aprendizaje en otros ámbitos sociales, por tanto, la actividad orientadora debe dirigirse a modificar aspectos de los diversos contextos sociales que puedan obstaculizar el desarrollo.
{tabs type=sliders}{tab title=Orientación personal:}
- Inadaptación personal, familiar y social.
- Tensiones y desajustes sociales.
- Falta de autodominio y voluntad.
- Habilidades sociales.
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{tabs type=sliders}{tab title=Orientación escolar:}
- Hábitos y técnicas de estudio.
- Bajo rendimiento académico.
- Dificultades de escritura, lectura y cálculo.
- Dificultades de atención, percepción y concentración.
- Alteraciones de la psicomotricidad.
- Alteraciones del razonamiento abstracto, numérico, verbal, espacial y memoria.
- Disgrafía, disortografía y discalculia.
- Fobias, nervios, irritabilidad, mentiras, hurtos, etc.
- Estudios colectivos de detección y prevención de problemas en el centro escolar.
- Dislexia.
- Dispraxia.
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{tabs type=sliders}{tab title=Orientación profesional:}
- Orientación profesional.
- Intereses profesionales.
- Preferencias vocacionales.
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